jueves, 11 de diciembre de 2008

Ser o ser

Ser o ser.

Había una vez, en un lejano tablero de ajedrez dos padres amorosos hablando con sus hijos acerca de su futuro. La Reina pregunto al mayor de sus hijos ¿Haber primogénito qué pieza deseas ser de este tablero?

-¡Quiero ser un alfil! Quiero recorrer el tablero con mis flechas siempre armado y al servicio de mi padre el rey. Quiero ser un hijo que sea útil, que defienda nuestro reino incluso si debo sacrificarme. Me gustaría ir siempre hacia mis metas, arrasar con mis enemigos y olvidarme de la compasión por el enemigo. Eso es lo que quiero ¡Ser un Alfil!

El rey, sonrío al ver que su hijo sería un brillante elemento de la defensa del reino, con un espíritu aventurero y asesino, como se necesita en aquel tablero. Emocionado preguntó al segundo de sus hijos ¿Y tú qué pieza deseas ser?

-La verdad es que yo me siento muy fuerte, y más bien cálculo mis movimientos. Por estas razones quiero ser una torre, un vigilante preciso y mortal. Quiero ser de las fuerzas mayores del reino, y realizar ataques inteligentes a los puntos clave del enemigo. Prefiero esperar los movimientos que en el tablero se den, analizar las posiciones y moverme con sentido, no me gusta ir matando a diestra y siniestra como mi hermano, sin un objetivo definido.

El rey y la reina quedaron pasmados por esta soberbia explicación de los deseos del chico. Al rey le agrado mucho la sagacidad de su hijo, pero sobre la fortaleza y vigorosidad con que se expresaba. La reina estaba contenta por haber concebido hijos tan excepcionales. Entusiasmados cuestionaron a su hija ¿y tú mi vida qué pieza deseas ser?

-Me encanta ser libre, quiero moverme mucho, no estar atada a las órdenes de nadie, quiero satisfacer mis deseos cuando lo desee. A su vez estoy segura de que soy muy inteligente y mortal, por tal razón quiero ser la reina de este tablero. Todos deberán seguir mis estrategias y mis movimientos serán claves para poder vencer a cualquier enemigo.

Pero hija ser reina es mucho más difícil de lo que te imaginas, es más responsabilidad- dijo la madre un poco molesta por la actitud altiva de la hija- pero si eso es lo que realmente quieres ni hablar. Y tú querida- preguntó a su otra hija- ¿Qué pieza del tablero quieres ser?

-¡Ah! Madre esperaba por esa pregunta, yo quiero ser el caballo. Siempre impredecible, saltando los obstáculos y venciendo las barreras impuestas por el enemigo e incluso por mis propios compañeros. Yo quiero tener un amplio margen de acción, puedo moverme en diferentes direcciones tan opuestas que nadie sabrá para dónde iré.

Los reyes rieron de la astucia de su hija, y le dieron un fuerte abrazo. Enseguida vieron a su otro hijo y también le cuestionaron ¿Qué quieres ser en este tablero?

-El rey. El tablero me pertenece, y este debe ser mi reino, ha sido construido para mí. Estoy seguro que yo puedo gobernar y defender mi reino con inteligencia y con seguridad venceré todos los obstáculos cueste lo que cueste. Siempre buscaré satisfacer las necesidades del reino, incluso si debo hacer sacrificios.

El rey se quedo pensativo e intentaba decir algo inteligente a su hijo, pero sólo atino a decir- pues vale, anda hijo a reinar. Quedaban sólo dos hijos, una mujer y un hombre. Entonces le preguntó a su hijo varón- ¿qué deseas ser hijo mío?

-Yo padre, quiero ser el peón. –el peón interrumpió la madre, pero eso es lo más bajo de este tablero- madre por favor déjame decir lo que yo quiero ser. Quiero ser el peón, pues es la base de este reino, es el alma de nuestro tablero. Es el que se enfrenta directamente con el enemigo, además siempre se ofrece al combate, no desiste. Quiero ser el peón, pues aún no he decidido que deseo hacer, es decir, no sé si quiero ser un alfil para sacrificarme al inicio de la partida, o una torre que espera cautelosamente, o el audaz caballo que salta las murallas, la reina libre y soberana que se pasea por el tablero. No sé aún qué deseo hacer, pero estoy seguro que quiero ser. Al ser un peón mi destino no está definido. Un alfil será siempre un alfil, un caballo siempre será un caballo y la reina por más libre que sea, no dejará de ser la reina. Yo padre y madre quiero experimentar, quiero andar en el tablero y descubrir lo que me gusta y disgusta y saborear la diversidad. Quiero ser, no tengo otra opción, pero no quiero ser para siempre, quiero ser lo más flexible posible y decidir en su momento que quiero hacer.

Los reyes quedaron muy absortos en la discusión que presento su hijo, no sabían si llorar o reír, pues no entendían del todo las palabras de su hijo. Sin saber qué hacer, preguntaron a su hija, y Tú hija mía ¿Qué pieza quieres ser?

-¿Pieza? No Papá, no mamá, yo no quiero ser una pieza. Quiero ser el que mueve las piezas del tablero, quiero observar mi propio juego con todas las piezas. No quiero ser solamente un pedazo, quiero experimentarme completamente. Ella mamá, papá, ella quiero ser, la que es dueña de su propio juego.

Y tú ¿qué pieza quieres ser?

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